Los errores de traducción entre español e italiano suelen surgir porque, aunque los idiomas son muy parecidos, tienen diferencias gramaticales sutiles pero importantes. Aquí te explico las principales fuentes de error con ejemplos:
1. Uso de los artículos (determinantes)
- Italiano usa artículo incluso delante de nombres propios, cosa que en español no siempre se hace.Italiano: Il Marco è simpatico.
(Error en español): El Marco es simpático.
(Correcto en español): Marco es simpático.
➔ Error típico: calcar el artículo innecesariamente.
2. Género de los sustantivos
Algunos sustantivos cambian de género entre lenguas.
- Italiano: la mano (femenino)
- Español: la mano (también femenino) (¡coinciden aquí!)
Pero:
- Italiano: il sangue (masculino)
- Español: la sangre (femenino)
➔ Error típico: confundir el género.
3. Uso de los pronombres personales
- En italiano es más habitual explicitar el pronombre (io, tu, lui…), aunque el verbo ya indique la persona.
- En español, se omite más naturalmente el pronombre.Italiano: Io voglio andare.
(Error en español): Yo quiero ir. (innecesariamente enfático si no hay contraste)
(Más natural en español): Quiero ir.
➔ Error típico: sobreuso de pronombres.
4. Concordancia de tiempos verbales
- En italiano, es más flexible alternar tiempos como pasado próximo (passato prossimo) y pretérito imperfecto.
- En español, se exige una coherencia temporal más estricta.Italiano: Ieri sono andato al cinema e poi mangiavo una pizza.
(Error en español): Ayer fui al cine y después comía una pizza.
(Correcto en español): Ayer fui al cine y después comí una pizza.
➔ Error típico: mezclar perfecto e imperfecto donde en español se espera homogeneidad.
5. Uso de las preposiciones
Las preposiciones no coinciden exactamente entre lenguas.
- Italiano: pensare a qualcuno
- Español: pensar en alguien (¡no “pensar a alguien”!)
Otro ejemplo:
- Italiano: scrivere a qualcuno
- Español: escribir a alguien (¡aquí sí coinciden!)
➔ Error típico: preposición errónea por interferencia.
6. Colocación de adjetivos
- En italiano, el adjetivo puede ir antes o después del sustantivo, pero su posición puede cambiar el significado.
- En español, el orden también importa, pero hay menos flexibilidad.Italiano: un grande uomo (un hombre ilustre) ≠ un uomo grande (un hombre de gran tamaño)
Español: un gran hombre ≠ un hombre grande
➔ Error típico: traducir literalmente sin tener en cuenta el cambio de matiz.
7. Subjuntivo
El uso del subjuntivo es parecido, pero no idéntico.
- Algunas expresiones que en italiano requieren subjuntivo en español no lo requieren, y viceversa.Italiano: Penso che sia vero.
Español: Creo que es verdad. (Indicativo, no subjuntivo)
➔ Error típico: uso indebido del subjuntivo.
8. Formas impersonales y pasivas
- El “si” pasivo funciona distinto.Italiano: Si mangia bene in Italia.
Español: Se come bien en Italia.
Hasta aquí bien. Pero:
- Italiano: Si vendono case nuove. (plural, casas)
- Español (Error literal): Se venden casa nueva.
- Español correcto: Se venden casas nuevas.
➔ Error típico: no ajustar el número del sustantivo.
Aunque el español y el italiano comparten raíces latinas y muchas estructuras similares, a la hora de traducir entre ambos idiomas es fácil cometer errores. Estos fallos no surgen solo de diferencias léxicas evidentes, sino sobre todo de matices gramaticales sutiles y del uso particular de partículas modales, que son fundamentales para transmitir la intención real del hablante.
Diferencias gramaticales que provocan errores de traducción
Uno de los problemas más frecuentes tiene que ver con el uso de los artículos. Mientras que en italiano es natural anteponer el artículo a nombres propios —por ejemplo il Marco—, en español esto suena extraño: no decimos el Marco, sino simplemente Marco. Traducir literalmente en este caso genera frases que, aunque gramaticalmente posibles, resultan artificiales para un hablante nativo de español.
Otra fuente habitual de error es el género de los sustantivos. Algunos términos cambian de género de un idioma a otro. Así, sangue es masculino en italiano (il sangue), pero sangre es femenino en español (la sangre). No respetar estos cambios da lugar a inconsistencias que un nativo detecta inmediatamente.
También es fácil sobrecargar las frases en español con pronombres personales. El italiano tiende a usarlos más explícitamente (io voglio, tu dici), mientras que en español solemos omitirlos si el verbo ya marca claramente la persona: en vez de yo quiero ir, es más natural decir simplemente quiero ir, salvo que queramos enfatizar.
El manejo de los tiempos verbales constituye otro terreno resbaladizo. El italiano permite una mezcla más flexible entre pasado perfecto (sono andato) e imperfecto (mangiavo), mientras que en español exigimos una coherencia temporal más estricta. Por ejemplo, en español sería incorrecto decir ayer fui al cine y después comía una pizza; deberíamos mantener el pasado simple: fui… y comí.
Las preposiciones también provocan confusión. Verbos como pensare en italiano se construyen con a (pensare a qualcuno), mientras que en español se dice pensar en alguien. Traducir preposiciones de forma automática lleva a errores que, aunque pequeños, afectan mucho la naturalidad de la frase.
Finalmente, está el uso del subjuntivo. Aunque ambos idiomas lo emplean, no siempre coinciden en los contextos. Así, en italiano es normal decir penso che sia vero con subjuntivo, pero en español sería incorrecto: creo que es verdadexige indicativo.
Partículas modales: cómo matizan el discurso en español e italiano
Más allá de las diferencias estrictamente gramaticales, una dimensión muy difícil de dominar son las partículas modales. Estas pequeñas palabras —como pues, ya, eh en español, o dai, mica, eh en italiano— no cambian el significado literal, pero sí alteran el tono, la actitud o la intención de quien habla.
Por ejemplo, en italiano dai se usa constantemente para animar o apremiar a alguien (dai, vieni!), mientras que en español se recurre a expresiones como ¡venga! o simplemente un imperativo más enfático (¡pues ven!).
La partícula mica en italiano merece una mención especial: sirve para reforzar una negación de forma coloquial (non è mica vero = no es para nada cierto). El español no tiene una palabra única que cumpla esa función; solemos expresar esa idea con adverbios o frases más largas.
Otras partículas, como eh, aparecen en ambos idiomas y se usan para pedir confirmación o suavizar el tono. Tanto en italiano (va bene, eh?) como en español (¿vale, eh?), la entonación marca una gran diferencia en el matiz.
El español también hace un uso especial de pues para introducir una respuesta resignada o una sugerencia: pues ven o pues qué remedio. El italiano, en cambio, utiliza expresiones como vabbè para transmitir esa resignación (vabbè, pazienza).
Finalmente, el uso de ya en español cubre un rango enorme de significados: expresa anticipación, resignación, conformidad o advertencia, mientras que en italiano esa función suele repartirla già o construcciones perifrásticas.
Reflexión final
Comprender estas diferencias —muchas veces más implícitas que explícitas— es esencial para lograr una traducción no solo correcta, sino también natural y auténtica. Ignorar los matices que aportan las partículas modales o las pequeñas discordancias gramaticales puede hacer que un texto suene rígido, extraño o incluso cambie su intención original.
En definitiva, traducir entre español e italiano exige mucho más que trasladar palabras: requiere captar y reproducir los pequeños gestos del lenguaje que transmiten la voz real del hablante.